"Pienso donde no soy, luego soy donde no pienso"


Uno no se da cuenta de todo lo que tiene para decir, hasta que empieza a decirlo. Las palabras están ahí, atrapadas, y quieren salir, quieren ser dichas, y sobretodo: quieren ser escuchadas. Lo que se filtra e irrumpe es el inconsciente estructurado como un lenguaje. De allí, que lo esencial del lenguaje no sea la función de comunicación. Estamos tomados por el discurso. Uno cree que las palabras dan respuestas, pero sin embargo dan algo mucho más poderoso: Preguntas, y ello porque las palabras provocan. Inquietan. Movilizan. 

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